domingo, 17 de enero de 2021

Se publica el libro "Balmaseda. Una villa de Indianos" de la historiadora Julia Gómez Prieto


Repasa la vida y la obra de los más importantes indianos desde el siglo XVI al siglo XX,  así como la herencia material que dejaron y que aún podemos admirar a través de una interesante Ruta Urbana 


 

 

Es una obra de 152 páginas, con muchas  fotografías a todo color, en la que a lo largo de 8 capítulos se repasa la vida de los indianos más importantes de la Villa. 

El término Indiano tiene varias connotaciones, pero en general y según  definición de la RAE, era una persona que, emigrada a América ó  las Indias -  nombre amplio del Imperio Español -  regresaba  rica y próspera a su lugar de origen. 

Entre los siglos XVI al XIX cientos de hijos de Balmaseda marcharon a Indias en las más diversas y dispares ocupaciones: como tripulantes y oficiales de la flota, notables militares o simples soldados de fortuna, eficientes funcionarios, religiosos de diversas órdenes, artesanos, profesionales, etc. 

Pero, sobre todo fueron  comerciantes. México, o sea Nueva España hasta su independencia, fue el lugar de destino de la mayor parte de ellos, pero también, en menor medida, Cuba, Perú, Argentina, etc. 

No  fueron muchos los que regresaron a su villa natal, porque desarrollaron una nueva vida profesional o formaron familia en América.  En algunos casos crearon sagas o cadenas familiares de emigración, especialmente en el sector del comercio, que alcanzaron cotas muy importantes. Guadalajara, en Jalisco, marca una capital;  y Mazatlán en Sinaloa marca otra; en ambas abundan las Casas Comerciales, las Fábricas, sin olvidar los Ingenios Azucareros. 

Estos  Indianos como buenos benefactores  ayudaron a su villa natal  donde, en los siglos XVI y XVII, invirtieron en ayudas sociales y religiosas. Más tarde, en el siglo XIX  invirtieron en escuelas y talleres, creando por ejemplo, la primera Fábrica Textil  moderna en tierras vascas. 

Balmaseda cambió radicalmente con la llegada de los Indianos pues había de ser fundamental la  “ herencia material “ que trajeron y dejaron.  

Para conocer esta herencia el libro incluye “La Ruta de los Indianos”, que se ha diseñado  como “Guía de Visita Urbana “,  para entender la importancia real que tuvieron en la historia de su villa natal y descubrir sus legados. Un  bello paseo espera a quienes la realicen pues Balmaseda es, además, una villa monumental. 

El libro se inicia con un prólogo del historiador Juan Manuel González Cembellín, y termina con  un Indicé Onomástico de todos los  protagonistas. 


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He aquí el Índice de Contenidos de la obra:

Capítulo 1. La primera Villa de Bizkaia

1. Medio geográfico

2. Apuntes históricos

3. Estructura urbana

4. El sistema defensivo

 

Capítulo 2. El Patrimonio Monumental

1. Parroquia de San Severino

2. Iglesia de San Juan

3. Casa Consistorial

4. El Puente medieval

5. Casonas y Palacios

 

Capítulo 3. La Emigración a América

1. La llamada de América

2. Causas y épocas

3. Lugares de destino

4. El Regreso de los Indianos

5. Formas de Regreso

 

Capítulo 4. Los Benefactores

1.         Ayudas a los pobres y a la Iglesia

2.         Grandes Fundadores de los siglos XVI y XVII

    •          Juan de Urrutia y su Capilla en San Severino

    •          Juan de la Piedra y el Convento de Clarisas

                El complejo Monumental

                La Preceptoría

 

Capítulo 5. Los Indianos del siglo XIX

1. La Familia como lazo de emigración

            •          Del patrimonio al matrimonio

2. Los Bermejillo en México

            •          Hacendados azucareros e Industriales textiles

            •          Los Bermejillo como benefactores

3. Las Escuelas Pío Bermejillo Ibarra

4. Pío Bermejillo y Martínez-Negrete, benefactor criollo

 

Capítulo 6. Un Indiano como gran Mecenas

1. Martín Mendía y Conde, indiano y benefactor

2. Martín Mendía en Mazatlán, México

3. El regreso a España

4. Un gran Mecenas en su villa natal

            •          Las Escuelas Mendía

            •          Reconocimientos a Martín Mendía y Conde

            •          Homenaje de la Villa de Balmaseda a Martín Mendía

 

Capítulo 7. Los Indianos y la industria textil

1.         Los Arena Bermejillo en México

2.         Marcos Arena y la Fábrica La Encartada

            •          La Constitución de la Sociedad Anónima

            •          La Encartada se pone en marcha

            •          Maquinaria y procesos de fabricación

            •          Lana australiana en la txapela vasca

            •          Mano de obra femenina, familiar y barata

3. Juan Bautista Hernández Gorrita

 

Capítulo 8. Elementos Indianos en Artes Decorativas

1. Las Casonas de Indianos

2. El Órgano de la Iglesia de San Severino

3. Artes Decorativas

    •          Retratos de los Indianos de Balmaseda

                        Retrato de Pío Bermejillo Martínez-Negrete

                        Retrato de Martín Mendía y Conde

    •          Estatua de Martín Mendía y Conde

    •          Sepulcros en San Severino

                        La tumba de Pío Bermejillo Martínez-Negrete

                        La tumba de Benito Arena Bermejillo

 

Epílogo. La herencia material de los Indianos

Ruta de visita y mapa

Bibliografía

Índice onomástico


Apéndice Documental, Bibliografía e Índices

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martes, 14 de abril de 2020

Pandemias, epidemias, higiene y salud en Balmaseda de 1530 a 1898.


Las epidemias fueron frecuentes en la villa en siglos pasados, y muy diversas y curiosas las medidas para combatirlas 

 
Balmseda 1846. Litografía de Juan E. Delmas. En 1855 la villa sufrió una de las peores pestes del siglo


En estos momentos de confinamiento y pandemia acude a la actualidad la historia de “la Peste “. Al margen de sus connotaciones literarias, la verdad es que ese tipo de epidemias desaparecieron hace ya mucho tiempo. Tradicionalmente se creyó que las ratas negras fueron las responsables de que las plagas penetrasen  en Europa, y que cada brote se producía cuando las pulgas saltaban de un roedor infectado a un ser humano. Lo cierto es que el agente causal  era una Bacteria, la Yersinia Pestis. Mientras el depósito natural de la enfermedad eran los roedores salvajes, esta se transmitía al  hombre por la picadura de la pulga de la rata. Otros científicos, en cambio,  creen que las condiciones específicas del clima en Asia, en épocas medievales,  podrían haber provocado un aumento notable de  la población de gerbillos, una sub-especie de la rata de Mongolia, transmisores de esta enfermedad.

La peste negra, que se originó en Asia, llegó a Europa en plena  Baja Edad Media, el año de  1347 y se convirtió en uno de los brotes más mortales en la historia de la humanidad. Esta  peste negra del siglo XIV, mató a más de la mitad de la población de Europa. Unos 800 años antes, en el siglo VI,  otra plaga había ocasionado una devastación similar en el Imperio Bizantino del emperador Justiniano. 

Normalmente la rata  marrón  habitaba en las cloacas y sitios apestosos  y sucios (como las pocilgas de los cerdos),  pero luego se introducía en casas y barcos, de forma que abundaba en los puertos de mar. Pero la rata negra se supone que llegó a Europa con los ejércitos mongoles, llegados de Asia.  Y que pudo venir también por la Ruta de la Seda que atravesaba muchos países y terminaba en Bizancio. Desde allí  fue traída al corazón de Europa  a bordo de los barcos venecianos y genoveses que comerciaban con las especias.

La plaga desapareció de Europa después del siglo XIX. Y aunque hoy en día, las cepas pueden ser tan mortíferas como las del pasado, somos  los humanos los que hemos  cambiado.   Hemos reducido las poblaciones de ratas (aunque algunos científicos sospechan que se han vuelto inmunes),  y ahora contamos con antibióticos que se pueden usar para combatir brotes humanos antes de que empiecen a extenderse a gran escala. 

Sin embargo, todavía hoy día se registran brotes en otras partes del mundo, en zonas subdesarrolladas y por corto espacio de tiempo. La OMS informa que globalmente, la enfermedad aún afecta entre 1.000 y 3.000 personas por año.

La peste ha quedado como sinónimo de epidemia, como un término genérico que hace referencia a muchas pandemias sin un origen común. La peste se confunde a veces con el Cólera, pandemia mucho más moderna.  Por cierto que, como veremos,  durante el siglo XIX, el cólera existió en Bizkaia, aunque nos pueda parecer increíble. 


La peste de Azoth. Nicolás Poussin. 1631


Balmaseda  1530 – 1897.  Morbos y Epidemias en la Villa  

En el siguiente cuadro podemos ver la relación de pestes, morbos  epidemias y amenazas que padeció Balmaseda desde el siglo XVI y hasta bien entrado el siglo XIX. Los datos fueron  extraídos en su momento  por la autora,  de los Libros y Decretos municipales de la villa.            

Siglo  XVI 

1530 – 33………………....Ronda la Peste pero no llega a Balmaseda
1564 – 68………………....Pestes foráneas intermitentes que tampoco llegan
1570……………………  ..Peste en Bilbao pero no llega a la villa 
1580 – 84………………....Peste y enfermedades. Rogativas a San Roque
1592 – 95………………....Rogativas en Kolitsa por las enfermedades 
1596 – 97…………………Peste cercana en Somorrostro
1598………………………La peste se va extendiendo 
1599………………………El 13 de Mayo se declara la Peste en Balmaseda 

 Siglo XVII 

1601……………………….Se da por vencida la epidemia de 1599
1604……………………….Algunos vecinos enferman de Bubas 
1605……………………….Peste en Laredo. Se observa con preocupación
1627……………………….Rogativa para mitigar las enfermedades
1629……………………….Peste en Francia. Atención en Bilbao
1649 – 52………………….Peste por Sevilla. Precauciones 
1657……………………….Epidemia de Tabardillo y dolor de costado 
1694……………………….Gran epidemia que se lleva a mucha gente

 Siglo XVIII

1725……………………….Grandes enfermedades en la villa
1738……………………….Fatal epidemia 
1768 – 72………………….Fiebres ardientes de las que muere mucha gente 
1796……………………….Enfermedad pestilente que mata a mucha gente
      
Siglo XIX

1804……………………..Gran epidemia que crece en verano
1832……………………..Cólera morbo benigno. Solo mueren 12 personas
1849……………………..Cólera por insalubridad
1855 – 56……………….Cólera. Gran epidemia. En el  56 aún hay 50 coléricos 
1865……………………..El Cólera ronda incesantemente 
1885……………………..Cólera en Bizkaia que no llega a Balmaseda
1888……………………..Viruela en febrero y diciembre. Tosferina y difteria en escuelas
1889……………………..Sigue la Viruela con los niños. Y hay mucho Sarampión 
1892……………………..Vacunación contra la viruela
1893…………………….. Prevención del Cólera  
1896 – 97………………. Siguen las vacunaciones de la Viruela

Fuente: A.M.B. Libros de Decretos y Actas Municipales. Elaboración por Julia Gómez Prieto. Año 1985.

Las Epidemias de los Siglos XVI y XVII

Los siglos XVI y XVII fueron dominio de la peste y de las prevenciones contra ella. Numerosas veces rondó la epidemia lugares más o menos cercanos a Balmaseda, sin llegar a entrar en la villa. Las medidas de seguridad tomadas para evitar su extensión fueron férreas y básicamente consistieron en:

 .- Cerrar las Puertas de la villa
.- Dar dinero a los transeúntes para que no entrasen en el Municipio
.- Montar guardia permanente de grupos de vecinos 
.- Efectuar intensas rogativas a los santos, en especial a San Roque, San Sebastián y Nuestra Sra.
Las procesiones solían hacerse a la ermita de Kolitsa y a muralla cerrada entre ambas iglesias parroquiales.

Normalmente, este cordón preventivo daba buenos resultados y, por ello, sólo en dos ocasiones, una en el s. XVI (año 1599)  y otra en el s. XVII (año 1694) la peste hizo su entrada en la villa, con la consiguiente secuela de dolor y muerte. La epidemia de 1580 fue intermitente hasta 1584 y se vio acompañada por años de sequía como coadyuvante ideal.

Carretadas al cementerio. Francisco de Goya. 1812-1815

La Gran Epidemia de 1599 -1601

La peor de todas fue la finisecular, que comenzó el 13 de mayo de 1599, tras bastante tiempo de andar rondando la villa, y como tal lo explica Martín de los Heros en su "Historia de Valmaseda". Las medidas de seguridad  se hicieron drásticas cuando ya la peste había invadido la villa:

.- Se quemaban  las casas de los muertos con todos sus enseres
.- Se castigaba el incumplimiento de las guardias con 10 días de cárcel y 2.000 Mrs.
.- Y como elemento disuasorio, se llegó a colocar  una horca en medio del mercado para colgar a los que se entregasen a actos de pillaje.

A pesar de todo, la epidemia no se dio por vencida hasta el año 1601, en que se reanudó el tráfico comercial interrumpido durante este tiempo.

Con pequeños sustos en años intermedios, la peste no apareció de nuevo hasta fines de siglo, en 1694, en que se reactivó con las canículas estivales. 

Siglos XVIII y XIX.  Vuelven las Pestes y Epidemias .

Siguiendo con el Cuadro anterior  de "Morbos y Epidemias en Balmaseda" , durante el Siglo XVIII, serían más abundantes los morbos de fiebres ardientes, que causaron los mayores estragos en 1768 y 1772, finalizando la centuria con una peste, la de 1796, que ocasionó numerosos muertos.

A lo largo del Siglo  XIX irían desapareciendo paulatina pero radicalmente las pestes, aunque fueron múltiples las manifestaciones infecto-contagiosas que se dieron en esta centuria, sobresaliendo el cólera y la viruela como las más peligrosas.

Ya en 1804 unas fiebres habían dado un buen susto al vecindario. Y fue precisamente el Cólera, la auténtica peste del Siglo XIX. No dejaría de estar presente en toda la centuria, aunque con el paso de los años su virulencia pareció remitir. En 1832 y 1893, se dieron unos brotes intramuros y, a menudo, rondó sus aledaños. Pero, en realidad, el foco del morbo estaba casi siempre dentro de la propia villa.

Entre otras causas, pero no las únicas, se citaban :
.- Unas aguas potables que dejaban  mucho que desear.
.- Una deficiente higiene pública. Al grito de ¡agua va!...  todas las inmundicias se arrojaban  por las ventanas a la calle. 
.- Una pescadería necesitada de una buena limpieza y reparación .

Aguas y alimentos contaminados eran pues, una causa grave del «vicio escrofuloso endémico».  (A.M.B. Decretos  9 julio 1849).

En 1855 aparecía la gran epidemia de Cólera Morbo. La afección fue fuerte y además larga. El contagio comenzó un 15 de agosto y causó terror en los primeros momentos entre la población. Duró dos meses y enfermaron 214 de los 1.644 habitantes, muriendo 49 de ellos .  (A.M.B. Leg. 159 – 26. Interrogatorio sobre el cólera morbo, año 1855.)

En el último tercio de este Siglo XIX, sería la viruela la que aparece con mayor frecuencia y fuerza. Ya en la última Guerra Carlista del año 1875, fueron numerosos los soldados fallecidos o enterrados en Balmaseda con la viruela, dolencia contraída en otros campos de batalla. 

La mayor epidemia pustular se daría en 1888, afectando ampliamente a la población infantil, en conjunción con enfermedades como tosferina, sarampión y difteria.



Higiene, limpieza  y salubridad públicas


Médico protegido para atender a los apestados.Hacia 1780


Para la curación de estas enfermedades se recurría a veces a fórmulas "mágicas",  como sucedía con  los “ Saludadores”, una especie de  curanderos  especializados en prevenir las plagas del campo , así como la rabia de perros y de personas. En el caso de Balmaseda, el primero que Martin de los Heros cita en su Historia  es del año 1516, y hasta finales del siglo XVIII eran personjes asiduos en las Cuentas Municipales, es decir eran pagados por el propio Ayuntamiento.

Frente a esta medicina "milagrosa", había un cuerpo médico especializado en la villa con Médico Titular, Boticario y Cirujano, de los que hablaremos más adelante .

Aun  cuando  ya  desde  el  Siglo  XVIII  comienza  a  notarse una  seria  preocupación por el tema, la medicina preventiva en Balmaseda no llegaría a verse con claridad hasta bien entrado el Siglo  XIX. Mientras tanto, las medidas de higiene fueron constantes, pero descoordinadas.

Entre 1500 y 1800, la guarda de la salud pública se logró en gran medida a través del mantenimiento de la limpieza pública en la villa, exigida a los vecinos, de una manera bastante férrea.  El efecto disuasorio de estas medidas era dudoso, puesto que, al igual que en otras cuestiones, los bandos municipales se suceden con una cotidianeidad  aplastante, lo que induce a pensar en un escaso interés de la población por cumplirlos.

Los elementos mejor atendidos por la limpieza ciudadana fueron sin duda las calles, aceras y cantones, conjuntamente con los ríos y arroyos. Cada vecino debía limpiar dos veces por semana su terreno de calle circundante, así como las chimeneas de su casa, a fin de evitar incendios por exceso de hollines. Así se advertía en un bando del año 1739.

Contra los incendios precisamente se desarrolló todo un sistema rudimentario, pero efectivo, de prevención, en base a tres puntos concretos:
.- que se procurase pasear poco de noche para no tener que portar antorchas;
.- guardias especiales deambulantes durante las noches de fuerte viento,
.- y en cuanto se apercibiesen del inicio de un fuego, debían tocar las campanas a rebato.

Sin embargo, todavía a finales del Siglo XVIII, la higiene urbana seguiría siendo una utopía. En 1779  llevaban ocho años sin limpiarse las rondas o callejas de aguas vertientes, con lo que el peligro de infección se hacía latente ante los calores del verano.

Arrojar  aguas y basuras desde las ventanas  fue objeto de multas en todos los  Decretos  de Buen Gobierno. Así en el año de 1673, ya se decía explícitamente   "Que ninguna  persona sea osada de vaciar aguas ni inmundicias ni orinales  por las ventanas  ni otras  cosas,  sino que los vacíen por  los conductos"  Al parecer no se debía de hacer demasiado caso de tal decreto.

El Ayuntamiento, además de proceder a barrer y asear las calles de forma regular,  cada vez que había procesiones,  y puesto que el número de éstas era numeroso cada año, exigía la limpieza posterior, con lo cual el saneameinto  estaba asegurado. Se ponía especial cuidado en mantener la higiene en el mercado, la carnicería y la propia Casa Consistorial. Pese a todas estas medidas, a veces, la deficiente construcción de los propios edificios favorecía la presencia de roedores .

En un Decreto del año 1684 ya se advertía que... "El matadero  padece ruina y  por allí entran  los ratones  y sabandijas  que maltratan  la carne..". y se encarecía a que se reparase con rapidez. 

La abundancia de roedores hizo que los cerdos, como ganado doméstico, fuesen mal vistos en Balmaseda. La relación "rata – triquinosis - cerdos" era un coadyuvante fundamental de esta enfermedad, así como de la rabia, por lo que las Ordenanzas prohibían expresamente la posesión de puercos dentro de la villa.

Por su parte, los ríos y arroyos eran especialmente vigilados a fin de evitar la posible  contaminación de sus aguas, ya que éstas eran utilizadas por los vecinos. La villa tomaba el abasto de agua del arroyo Abedular y del río Kadagua, a la altura del Convento de Clarisas. Por ello se reglamentó y acotó la zona del río, aguas abajo de las Pontecillas y Arroyos del Campo, tanto para las lavanderas como para los curtidores y zapateros, que lavaban y desecaban los cueros. 

La medicina preventiva

Tras la Guerra de la Independencia, hacia los años 1820, el sentido de limpieza pública y de higiene daría un gran giro. Se diría que comienza a practicarse una especie de medicina preventiva. Era una previsión planificada desde y por el municipio, que se iría concretando en medidas diversas, según las circunstancias de cada época.

Comenzó este nuevo enfoque con unas pautas dictadas en 1819 por la recién creada Junta de Sanidad sobre aspectos como crianza de  cerdos, aguas fecales, solares abandonados, vertederos de basura, etc., señalando además la absoluta necesidad de que los enterramientos se realizasen fuera de las iglesias, para evitar olores e infecciones.  Pero, la construcción del nuevo Cementerio no se realizaría  hasta el año 1850.

Cada vez que había una epidemia, se montaba un cordón sanitario en el que prestaban servicio vecinos de la villa y se declaraba la cuarentena de la población. Estas medidas quedaban trastocadas en épocas de guerra, en las que, debido a la forzada situación y a la movilidad general, la prevención era vana y acababa produciéndose el contagio.

Entre 1880 y 1890, las medidas se harían más estrictas, quedando plasmadas en puntos tan concretos como la inspección de la carne del matadero, por medio de un microscopio, y un laboratorio químico que analizara los artículos de abacería, así como los licores; la creación de un servicio de Barrenderos Municipales, que serían al tiempo basureros; la organización del Hospital como lugar de reconocimiento de epidemias así como la compra de cantidades de cloruro de cal como desinfectante preventivo . Todos  estos acuerdos  se tomaron  entre  1883  y 1890. Así mismo, el cuerpo  de Bomberos   era el encargado de regar  las calles.

Cabe citar que en esa misma época se hizo obligatorio que las casas tuviesen un pozo negro,  que vertiera al caño central, al tiempo que se recomendaba la máxima limpieza a diario en el excusado. También se analizaban exhaustivamente las aguas de los manantiales de la villa, así como las de todas las fuentes públicas existentes en el municipio. 

FUENTES .-

Archivo Municipal de Balmaseda ( A.M.B.):  Libros de Decretos y Actas Municipales 

Tesis Doctoral : “ Balmaseda. Siglos XVI – XIX. Una villa vizcaína en el Antiguo Régimen”. 1985.  Publicada por  D. F. B. 1991.

Páginas web  “ www.BalmasedaHistoria.com“ y “CrónicasdeBalmaseda.blogspot.com” 

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viernes, 21 de febrero de 2020

Pedro de Terreros, balmasedano, el primer europeo en pisar el continente americano


Maestresala de Cristobal Colón a bordo de la nao capitana, fue el primero en desembarcar en tierra continental americana en el Tercer Viaje del descubrimiento 

 

Quienes hayan leído nuestro libro  Balmaseda en América. Emigración, Actividades y Valores de los Balmasedanos en el Nuevo Mundo de 1492 a 1900", han encontrado al principio de la obra una afirmación sorprendente: "un balmasedano fue el primer europeo que pisó el continente americano". 

Ruta seguida por Colón en su tercer viaje. Cerca de Trinidad desembarcaron en  tierra firme continental. 
Phirosiberiaderivative work: Phirosiberia (talk) -  wikimedia commons
.

  
Finales del siglo XV. La época de Pedro de Terreros. 

Estamos hablando de finales del siglo XV y citamos a Pedro de Terreros que, según todos los indicios históricos, era originario de Balmaseda, aunque  no fuera muy conocido en la villa. Y esto era debido a que,  en aquella época, algunos balmasedanos vivían en Sevilla, porque  desde allí se realizaban y mantenían las  expediciones náuticas que tenían una base comercial hacia el Norte de África, las Islas Canarias, Madeira, las Islas Azores y el Mediterráneo.  

En aquellas rutas las expediciones castellanas coincidían con las de los portugueses, que merodeaban  por las costas africanas,   porque era muy difícil  penetrar hacia el interior del continente. Siguiendo la derrota de la línea de costa hacia el sur, los lusitanos, expertos navegantes, habían doblado el Cabo de Buena Esperanza  (entonces llamado de las Tormentas), para proseguir su rumbo por el Océano Índico en dirección a  la India y las Islas Molucas, de donde se traían las “ especias “ que eran el gran tesoro comercial de la época. 

Habían descubierto y monopolizado la Ruta de las Especias por mar, para sustituir el itinerario tradicional terrestre que aprovechaba la Ruta de la Seda, a través del continente asiático, y  que se había visto entorpecida por la expansión otomana y la caida de Constantinopla desde mediados del siglo XV. 

Clásica carabela de finales del siglo XV


Así  fue como el portugués Vasco de Gama llegó a la India en 1498. Aquel mismo año Cristóbal Colón realizaba su tercer viaje hacia “las Indias “. Y fue en  este viaje, precisamente, cuando la expedición logró desembarcar  en Tierra Firme, es decir en las costas del continente americano, y no en islas, como había sido el caso en las dos singladuras anteriores. 

A finales del siglo XV, los castellanos tenían su base de exploraciones  en Sevilla. Es lógico que la costa atlántica de Andalucía fuera el lugar elegido para la salida de las expediciones hacia las Indias: la gran ciudad de Sevilla, la desembocadura del Guadalquivir navegable,  el puerto abierto de Sanlucar de Barrameda, Palos de Moguer, etc. Y en Sevilla estaban ya bien asentados  los hermanos Sancho y Juan de Urrutia,  de Balmaseda, que se dedicaban al comercio en gran escala.  

¿Quién era Pedro de Terreros? 

Nuestro protagonista, Pedro de Terreros  debió de nacer hacia 1461 en Balmaseda y estaba casado con la sevillana Maria Herrera Camacho, que era pariente  de los famosos hermanos Pinzón, Martín y Vicente, ricos armadores y también comerciantes. Por ello, cuando Colón proyectó su viaje de expedición atlántico,  pudo contar con ellos y  con su pariente Terreros.  

Pedro de Terreros era un hombre apreciado por Colón y los hermanos Pinzón. Sabía leer y escribir – algo poco frecuente a finales del siglo XV – e incluso había hecho testamento antes de “ir a Indias “,   lo cual demuestra que algunos bienes tenía sobre los que poder disponer. 

Su empleo a bordo era el de  Maestresala del Almirante o Mayordomo, en el barco principal de la flota. Su labor consistía en estar atento e inspeccionar las provisiones, las compras y los servicios en la mesa del Almirante. Era muy apreciado por sus jefes, siendo su trabajo uno de los más importantes en una expedición. De hecho participó en los cuatro viajes colombinos en ese cargo, a excepción del último como ya veremos. 



Tercer Viaje de Colón. Pedro de Terreros pisa el continente americano 

El desembarco en el continente  tuvo lugar exactamente en la Península de Paria, en la costa de la actual Venezuela



Estamos en el tercer Viaje colombino, que había zarpado de Sanlúcar de Barrameda el 30 de mayo de 1498 y que no regresaría hasta finales del año 1500.  El 5 de Agosto, la expedición rodea la isla de Trinidad llegando a la llamada península de Paria;  no era una isla sino la costa continental de la actual Venezuela, en la desembocadura del río Orinoco y pudieron percibir el agua dulce que por allí salía al mar. En esta costa decidió Colon tomar posesión del suelo encontrado para lo cual  debía descender a tierra firme.  

Ese día el Almirante, que además de sus padecimientos habituales, tenía  unas molestias oculares, (así lo anotaba él mismo en su Diario ), decidió que fuera Terreros, su hombre de confianza, quien bajara a tierra en su lugar. Y así fue como este balmasedano tomó posesión de aquellas tierras en nombre del Almirante y del Rey de España, convirtiéndose así en el primer europeo registrado para la historia,  en poner pie en el continente americano. Los nativos recibieron  muy amistosamente a Terreros y sus hombres, obsequiándoles con casabe (pan de yuca o mandioca), frutas y bebidas fermentadas. 


Cuarto Viaje de Cristóbal Colón. Muerte de Pedro de Terreros  

Recorrido del Cuarto Viaje de Colón. En la  Isla de Jamaica murió Terreros Foto Keith Pickering -  wikimedia commons


En el cuarto Viaje de Colón, como en los tres anteriores, también le acompañó Pedro de  Terreros,  pero  en aquella ocasión no como Maestresala, sino capitaneando la carabela “ Gallega “, con  4 palos y  una capacidad de 60 toneladas (ver imagen  de la carabela más arriba). Ser capitán fue el premio que le dio Colón a Pedro, además de permitirle llevar consigo  a su hijo Francisco, de tan solo 16 años. 

La expedición partió de Cádiz el 9 de mayo de 1502, pasando por Maspalomas en la isla de Gran Canaria el día 25 de mayo. El 15 de Junio, ya en el Caribe,  avistaron la isla Martinica.   El día de San Juan ( 24 de Junio ) se desató un violento huracán que provocó un gran destrozo a las naves, si bien Terreros pudo salvar su barco.    

Al fin los buques arribaron a la isla de  Jamaica y los tripulante, cansados, delgados y demacrados, tuvieron una corta pero fuerte refriega con los nativos, uno de los cuales clavó una lanza en la cadera de Terreros. Este no se pudo recuperar de la herida y falleció al cabo de unos pocos días. Con gran pesar Colon enterró en la arena de Jamaica el cadáver de su fiel servidor y leal amigo: era el viernes 29 de Mayo del año 1504. 

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Fuentes.- “Diario de Cristóbal Colón” ediciones varias Pedro de Terreros“. Pedro Romero de Terreros. Editorial Porrúa. México 1945; " Nueva Lista documentada de los Tripulantes de Colón en 1492". Alice Bache Gould. Real Academia de la Historia. Madrid 1984.  
Ver también  “ Balmaseda en América. Emigración, Actividades y Valores de los Balmasedanos en el Nuevo Mundo de 1492 a 1900"“. Julia Gómez Prieto. Bilbao 2019. Cap 2.  Pp. 56 - 60 

Nota: En una próxima entrega hablaremos de los Hermanos Urrutia, pioneros  comerciantes balmasedanos  en suelo americano

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martes, 19 de noviembre de 2019

Un marinero balmasedano tras los pasos de Magallanes y Elcano.


Diego de Sabugal participó y murió en la  segunda expedición a las Molucas tres años despues de la primera.  

 
Mapa de la Expedición Loaysa en la que participó Diego de Sabugal



Se han cumplido este año los 500 años de la expedición de Fernando de  Magallanes y Juan Sebastián Elcano,  que partiera de Sanlúcar de Barrameda un 20 de septiembre de 1519. Aunque no era su propósito inicial, aquella empresa se convertiría en la primera vuelta al mundo. 

Pocos años después, en 1525, se organizó una segunda expedición, aún más potente, y en la que participó Elcano, ya con la experiencia de la primera.  A ambas expediciones se las conoció entonces como la Primera y Segunda Armada del Maluco. 

Ahora sabemos que en aquella flota participó un balmasedano, Diego de Sabugal. En el archivo General de Indias de Sevilla hemos encontrado varios documentos que así lo atestiguan:

Año de 1548. "Autos con Diego de Sabúgal: Autos fiscales con Diego de Sabúgal, hijo de Diego de Sabugal, vecino de Balmaseda, marinero que fue de la nao 'Anunciada', una de las de la armada del comendador Loaysa, que se perdió en el Estrecho de Magallanes, habiendo fallecido en ella, sobre el abono de los sueldos que dejó ganados su padre hasta su fallecimiento." Expediente ES.41091.AGI/29.3.8.7 // PATRONATO,40,N.1,R.2 



"Libranza a Diego de Sabugal En Valladolid a 1 de septiembre de 1548 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que paguen 6.825 maravedíes a Diego de Sabugal, hijo y heredero de Diego de Sabugal, difunto, vecino que fue de Balmaseda, y a Francisco de Sabugal, su procurador, del sueldo que se adeudaba a su padre del tiempo que sirvió como marinero de la armada del Maluco" Expediente ES.41091.AGI/23.15.2031// INDIFERENTE,1964,L.11,F.59R-59V 


Ambos expedientes, que cuentan con 80 documentos anexos,  nos dan noticia del servicio de marinería que el balmasedano Diego de Sabugal había prestado  en la llamada "Segunda Armada del Maluco" y de las circunstancias de su embarque y fallecimiento. 

El primero es un Auto fiscal  por el que se reconoce a Diego de Sabugal hijo, el derecho a recibir " los sueldos que dejó ganados su padre". Al mismo tiempo informa de su presencia en la expedición y  de la nao en la que Diego se embarcó, así como nos confirma su fallecimiento en la expedición. 

El segundo expediente es una Real Cédula expedida en Valladolid el 1 de Septiembre de 1548, por la que los oficiales de la Casa de la Contratación autorizan el pago de 6.825 maravedíes a su hijo y heredero de Diego de Sabugal, y a Francisco de Sabugal, su procurador, especificando que se trata " del sueldo que se adeudaba a su padre del tiempo que sirvió como marinero de la Armada del Maluco".

¿Qué fue la Armada del Maluco? 

Tras la caída de Constantinopla en manos de los turcos, el comercio de  las especias de Oriente, que hasta entonces se realizaba por vía terrestre,  en las caravanas de  la Ruta de la Seda, con el control de su distribución en manos de comerciantes venecianos y genoveses,  sufrió un cambio drástico, que entre otras consecuencias produjo un notable  aumento de precios. 


Mapa de las Islas Molucas.Appendix Atlantis  hacia 1630
Foto wikimedia.commons


Debido a la importancia económica de las especias en toda Europa, los países con un mayor desarrollo en navegación, Castilla, Aragón y Portugal, se lanzaron a una frenética carrera para encontrar una ruta que evitase el paso por el mar Mediterráneo, infestado de piratas y bajo el control turco. 

A finales del siglo XV los portugueses dominaban la Ruta marítima de las Especias, donde prácticamente tenían un monopolio. Hábiles navegantes, habían encontrado un derrotero hacia Oriente, circunnavegando el continente africano,  cruzando el Cabo que ellos habían bautizado de Buena Esperanza,  para,  a través del Océano Indico, llegar en un viaje de varios meses,  hasta el lejano archipiélago de las Islas Molucas, hoy parte de la República de Indonesia, donde se  producían las ansiadas especias, y más específicamente el clavo de olor. 

La primera Armada del Maluco 1519 - 1522. Magallanes y Elcano  


Fernando de Magallanes. Retrato anónimo.
Foto wikimedia.commons



Por su parte los castellanos intentaron acortar el periplo hacia Oriente por la ruta atlántica, primero con los viajes del Almirante Cristóbal Colón, que trajo como consecuencia el descubrimiento del continente americano,  y después con la expedición de Fernando de Magallanes, que fue la primera en llegar a las Islas Molucas, consiguiendo a su regreso, por vez primera,  la circunvalación del globo terráqueo, con la nao Victoria, comandada por Juan Sebastián Elcano

Esta expedición de Magallanes fue bautizada como la primera Armada del Maluco (Molucas), y estaba formada por cinco naves que partieron de Sanlúcar de Barrameda el 20 de septiembre de 1519. La escuadra, después de haber explorado durante meses el litoral americano al sur de Brasil, logró cruzar el estrecho de Magallanes el 21 de noviembre de 1520. En su travesía por el Pacífico llegó a las islas Filipinas, donde, el 27 de abril de 1521, muere Fernando de Magallanes en la batalla de Mactán. 

Los expedicionarios continuaron la navegación hasta las islas Molucas, objetivo de su viaje, donde eligieron a Juan Sebastián Elcano como nuevo capitán para el recorrido de regreso. Navegando hacia el oeste por el océano Índico y dando la vuelta a África,  en medio dcon muchas y peligosas desventuras,   el 6 de septiembre de 1522 la "Victoria", única nave que quedaba en la expedición, retornó a Sanlúcar de Barrameda con su carga de especias. 

La segunda Armada del Maluco  1525-1536 

Juan Sebastián Elcano participó en ambs  Armadas. También falleció en la segunda


Una segunda Armada, más grande y poderosa,  se organizó a los tres años de finalizada la anterior, con el mismo objetivo de las islas de la Especiería, Molucas o Maluco. Estaba la flota  al mando de Frey García Jofre de Loaysa,  comendador de la orden de San Juan de Malta, con título de Capitán general,  y como Piloto Mayor figuraba Juan Sebastián Elcano, por su experiencia en la primera navegación.  

También participaba un jovencísimo  Andrés de Urdaneta, militar, cosmógrafo, marino, explorador y religioso agustino español que alcanzó fama universal, más tarde, por descubrir y documentar la ruta a través del océano Pacífico desde Filipinas hasta Acapulco, conocida como Ruta de Urdaneta o Tornaviaje. Por cierto Urdaneta escribió  y publicó un detallado diario del viaje, y fue uno de los pocos que sobrevivió a la aventura. 

Mapa de situación del Estrecho de Magallanes


Se componía la escuadra de siete naves, mayores que las de Magallanes, y 450 hombres,  y se hizo a la mar  desde el puerto de La Coruña el 24 de Julio de 1525. Realizaron numerosos descubrimientos geográficos y marítimos, pero su travesía fue una sucesión de desastres, calamidades y deserciones. Durante el viaje murieron, entre otros, el almirante Loaysa y Elcano. Tres de las naves no llegaron a cruzar el estrecho de Magallanes y sólo una, la Santa María de la Victoria, alcanzó las Molucas, donde la tripulación tuvo que enfrentarse con los portugueses durante casi un año. Tras sufrir innumerables vicisitudes a lo largo de un durísimo y amargo viaje, sólo 24 hombres de esta nave regresaron a España, Urdaneta entre ellos, retornando por la misma ruta de venida  

Diego de Sabugal en la segunda Armada del Maluco

Según la documentación  que hemos encontrado en el Archivo General de Indias,  el balmasedano Diego de Sabugal participaba en la expedición de García de Loaysa y sabemos que lo hacía en la marinería embarcada en la nao "Anunciada", la tercera en tamaño de la flota, con 204 toneladas, y al mando de Pedro de Vera.

Última página del Diario de Viaje de Andrés de Urdaneta.
Foto commons.wikimedia De Simoncio - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0

Lo que sucedió con esta nao lo cuenta Urdaneta en su diario. El 10 de marzo, intentando toda la flota que restaba, atravesar con grandes dificultades y en medio de un fuerte temporal,  el Estrecho de Magallanes, observó desde la nave capitana en la que estaban èl mismo y Elcano,  cómo la "Anunciada" desertaba, pues estuvo viéndola salir del boquerón de entrada al Estrecho……. "pero a los oidos sordos de su capitán no le llegaban las órdenes que se le daban (de avanzar) y no quiso venir a donde nosotros estábamos" y añade con cierta amargura….. "a la tarde desapareció y nunca más la vimos". 

Allí terminó la aventura para el balmasedano  Diego de Sabugal, uno de los 426 marinos que salieron de La Coruña en Julio de 1525  y  nunca regresaron. Sí lo hicieron los 24 hombres que  llegaron a Lisboa a mediados de 1536,  11 años después de su partida.

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Nota: Un extracto de este artículo ha aparecido en el número 233 de  la Revista Municipal de Balmaseda "Udalberriak"  en Noviembre 2019.